Una noche más me encuentro sentado en el banco del parque
donde nos conocimos y prometimos estar siempre juntos.
El mismo sitio desde el que observábamos bellos atardeceres
que inundaban de sueños y esperanza nuestro futuro.
Con el frío de la noche, la gente va pasando a mi lado y me
observa con piedad, pero yo los voy ignorando con el recuerdo cálido de tus
besos.
Hace años que te marchaste lanzándome amargas palabras de
despedida, pero a pesar del tiempo que pase, yo, seguiré aquí sentado,
aguardando tu regreso.