Hoy ha
salido el sol, por fin, tras varios años de cielos oscuros y opaca niebla.
He
podido ver la cara de los seres que conviven conmigo en este pueblo desahuciado.
Es gente de semblante abúlico que va deambulando por sus calles con paso errático, personas con la que nunca he cruzado una
palabra y de las que desconozco la crónica de su vida.
A pesar de ello, las desprecio
profundamente, con toda la soberbia que desprende un espíritu sanguinario y
vengativo que pronto actuará.