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en el paraíso, aquí me tienes, esperando tu llegada... |
Me he marchado, por fin, de la
sucia y decadente ciudad donde vivía, para llegar caminando hasta un edén particular.
Es un lugar que fue borrado de
todo mapa y donde se puede encontrar en sus calles a trabajadores de cuello
azul que charlan de forma animada con un payaso de fama olvidada, a
filósofos desencantados que son incapaces de soltar la botella que les salvó la
vida, a religiosos que caminan de espaldas mientras lanzan blasfemias a los dioses
que un día les abandonaron y a protagonistas de cuentos azules tumbados en la
acera, apurando su último cartucho de heroína.
Una urbe silenciosa donde se
pueden oír los gemidos lastimeros de niños que buscan algún sentido a una
existencia que no reclamaron al tiempo que cantan tristes melodías escuchadas en oxidados aparatos
de radio.
Un cielo particular donde, con
hastío, oler la sutil decadencia que desprenden sus callejones de basura acumulada
durante años, y el dulce aroma que emana de las flores corrompidas que han sido
depositadas, sin orden, sobre las tumbas mal cavadas de antiguos tiranos de
cuello blanco.
Es una villa elísea que acoge a
cualquiera que sea como tú y como yo, a cualquiera que no encuentra su lugar en
ningún sitio o a cualquiera que quiera ser olvidado para siempre.
Yo, ya he llegado a este hogar, y
ahora, sereno y sin prisa, te esperaré a ti.