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...con los ojos cerrados y el alma serena... |
No lo olvides nunca.
Vivimos en la época de la eterna incertidumbre y por ello,
yo, que siempre me he considerado una persona juiciosa y transigente con los
principios más ecuánimes del ser humano, he decidido subir a la azotea del
edificio más alto de la metrópoli y declamar al viento los versos vedados que
algún infame poeta escribió pensando en mí.
Después, con los ojos cerrados y el alma serena, esperaré a
que el eco me traiga de vuelta algunas de esas rimas y a que el ulterior silencio
me arrulle de manera cariñosa.
Entonces saltaré.