No lo pediré, pues mi único
anhelo sería volver a sentir el abrazo de tu piel madura y caer en el desafío
que lanzan tus pechos al mecerse, sentir esa lucha que tus labios, impacientes,
mantenían por devorar mi ser y llegar al instante en el que estallamos de
placer, agotados.
Pero mi deseo es imposible, porque ayer te quitaron la vida.
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