martes, 20 de octubre de 2015

La azotea

...con los ojos cerrados y el alma serena...
No lo olvides nunca.

Vivimos en la época de la eterna incertidumbre y por ello, yo, que siempre me he considerado una persona juiciosa y transigente con los principios más ecuánimes del ser humano, he decidido subir a la azotea del edificio más alto de la metrópoli y declamar al viento los versos vedados que algún infame poeta escribió pensando en mí.

Después, con los ojos cerrados y el alma serena, esperaré a que el eco me traiga de vuelta algunas de esas rimas y a que el ulterior silencio me arrulle de manera cariñosa.


Entonces saltaré.