lunes, 11 de julio de 2016

La familia

Paseando a tu lado me doy cuenta del tiempo que perdí buscando respuestas a las preguntas que rondaban mi cabeza.

Leí centenares de libros sagrados que ofrecían soluciones mágicas a partir de ofrendas vanas, inútiles sacrificios y devociones malencaradas.

Adopté múltiples personalidades, siempre apropiadas a lo que me exigían cretinos de cuello blanco desde inmensas oficinas alejadas del mundo real.

Estudié los grandes tratados de mentes inquietas, volúmenes repletos de fórmulas y cifras y de memorias a medio escribir por reconocidos iluminados.

Pero es ahora que mi felicidad es plena, viviendo en esta nueva tierra, inhóspita y árida, bajo un cielo plomizo y un aire de aromas sulfurosos; y rodeado por personas olvidadas, unas, que fueron expulsadas de su hogar sin motivos esclarecidos, otras, autoras de crímenes imperdonables según las normas impuestas por unos pocos imbéciles, y los más, seres anónimos que como yo, ya han encontrado en este lugar a su única y verdadera familia.