martes, 29 de julio de 2014

El teatro

El interminable pasillo al que me condujo un vulgar Caronte y por el que he vagado durante años, me ha llevado como punto final a un escenario de tragedia griega.

Al acercarme al proscenio he podido ver una orquesta de titanes que interpretan una terrible melodía de tristeza y aflicción.

Al fondo, en la cávea puedo ver sentados a cientos de amantes, separados por láminas de hierro oxidadas, que esperan la llegada de una catarsis purificadora de sus hipócritas almas.

Sobre ellos, con un brillo cegador, miles de luminarias irradian su energía sobre las reliquias de los falsos santos. 

Y mas allá del teatro no existe más que la oscuridad infinita, y por ello sé que debo realizar la mejor pantomima, porque será mi última actuación.


domingo, 20 de julio de 2014

El náufrago

No sé cómo he podido llegar a este trozo de tierra y desconozco el tiempo  que ha pasado desde que me desplomé sobre el asfalto abrasador de la autopista. Mi mente trata de recordar quien soy, y para ello no me queda mas salida que revisar los restos del naufragio que se esparcen a mi alrededor.
Cada objeto que recojo me va diciendo algo de mí, pero también hace que me suma en un mayor desconcierto, arrojando luz sobre lo desconocido, peso a mis espaldas y una sensación de ruina y fracaso.
He visto un libro escrito en trece idiomas con las hojas manchadas de sangre fresca, un espejo roto que refleja el lado oculto de mi cara y una marioneta de felpa con una soga al cuello. 
También me he topado con una camisa de fuerza con un estampado de flores, una botella vacía con pequeñas criaturas en su interior y un cohete cargado de espinas con la mecha encendida. 
Veo moverse una estatua de piedra buscando una sombra fresca y un reloj de cuco marcando las tres. 
Oigo lamentos de niños salir de una foto enmarcada con alambre de espino y pájaros que cantan desde el fondo del mar. 
Piso cristales rotos que desprender olor a hierba mojada y me quemo con las brasas ígneas de hogueras sin llamas que renacen una y otra vez. 
Veo emerger ante mí cientos de bloques de hormigón que arrastran cintas funerarias con las palabras depravación y maldad repetidas una y otra vez. 
Tengo deseos de parar a descansar, pero mis pies ulcerosos y los latigazos de mi espalda me obligan a seguir rebuscando aquello que sé que no encontraré.


martes, 15 de julio de 2014

La lista

Un simple gesto de compasión hubiese bastado para perdonar su asquerosa indolencia, pero ya no me apetece esperar su complicidad. 
Podría buscar el modo de borrar unas palabras que se dijeron de manera despreocupada y que hirieron a quien las pronunció en lo más profundo de su ser, pero me cansé de aguardar la apostasía del desasosiego.
Quizás acercando mi cuerpo sintiera un mínimo de empatía hacia un semejante que actuó de manera crédula ante su estirpe, pero hace décadas que mi especie dejó a un lado cualquier conmiseración hacía los demás.
Tal vez podría desatender este quehacer desidioso e insignificante, pero desde la infancia me convencieron de mi inutilidad para llevar a cabo cualquier otro cometido.
O mejor aún, debería dejar de rumiar mis reflexiones, pulsar esta única tecla y proseguir con el siguiente réprobo de la lista.

viernes, 11 de julio de 2014

La guerra

La inútil batalla había terminado por hoy y lo único que podemos hacer es buscar a nuestros compañeros caídos entre los cientos de cadáveres de esas extrañas criaturas a las que nos enfrentamos. 
Luchamos sin alma ni fe, ni siquiera con esperanza de victoria, y es que sólo somos simples juguetes rotos a los que cobardes generales mueven a su antojo sobre mapas reinventados.
Además, hace varios días que la comida escasea y a mi alrededor han empezado a mirar los restos de nuestros camaradas occisos cómo algo parecido a nuestro único sustento. 
Sé que casi todos prefieren ser los próximos en caer para no tener que afrontar esa terrible elección. Casi todos, porque yo aún mantengo la confianza en poder clavar mi cuchillo en la garganta de alguno de los que decidieron jugar a la guerra apostando las vidas de otros. 
Por eso, mientras espero que el alba traiga un nuevo combate, esta noche seguiré masticando la carne fresca que recogí ayer.

miércoles, 9 de julio de 2014

La brújula

Buscaba un lugar de descanso y abstracción y sólo he encontrado miles de ratoneras repletas de maldad y vileza. 
Buscaba una persona que me pudiera orientar hacia una salida digna de mi existencia y sólo encontré millones de seres vacíos dirigidos en sus vidas por extraños. 
Buscaba el tiempo necesario para reflexionar y recuperar mi alma ausente y sólo encontré jornadas de oscuridad eterna y chirridos mecánicos. 
Buscaba alguna palabra que pudiera pronunciar y sólo encontré silencios dolorosos sobre muecas de piedad. 
Ahora ya no busco nada, ...y nada encontraré.

miércoles, 2 de julio de 2014

La prisión

Hoy he recorrido por primera vez la prisión donde pasaré el resto de mis días. La humedad y el silencio de las profundidades donde se encuentra se ven acompañadas de los gritos y lamentos de miles de moribundos que se apelmazan por sus rincones. Las ratas hace tiempo que han pasado de comer los restos corrompidos de vidas humanas desaparecidas a saborear las carnes purulentas de los penados que abandonaron una pugna inútil contra su fortuna. 
Voy arrastrando unas extrañas cadenas que alguien clavó en mis huesos, mientras dejo un rastro de sangre coagulada que me servirá de guía para regresar sobre mis pasos. El olor nauseabundo de las heces acumuladas, de alimentos hediondos y aguas descompuestas se ha vuelto delicioso, y la oscuridad permanente no afecta a unos ojos quemados a hierro.
Continúo con mi solaz paseo, sin temor ni espanto, muy tranquilo y en paz total, después de todo, fui yo quien mandó construir este lugar.