...en tu ausencia he vuelto a encontrar la luz del sol, y en tu rencor, la libertad a la que un día renuncié.
...en la larga espera pude rellenar de palabras aquellos vacíos que me traía la soledad, y he podido escuchar el leve arrullo de la brisa fresca del mar.
Y, por fin, en el dolor de las noches en vela he saboreado el amargo producto de la traición.
jueves, 14 de mayo de 2015
viernes, 8 de mayo de 2015
La siringa
Desde que era niño he vivido luchando contra las imposiciones
del cruel destino, buscando un lugar donde curar las heridas sangrantes del
alma en el que poder llorar en silencio por los recuerdos olvidados.
He intentado construir espejos de piedra que reflejaran
falsas imágenes del paso del tiempo, pero sólo he podido llenar la habitación
de miles de relojes de arena.
He vagado por cientos de ciudades abandonadas en países sin
nombre, repletas de sociables fieras e infames humanos, pero sólo he conseguido
desgastar las suelas de mis viejos zapatos.
Y ahora, en la decrepitud de una vida malgastada, acobardado por
los espectros del pasado y oyendo la triste melodía de una siringa, aguardo el
momento del último hálito, con la fiel compañía de una adusta familia de ratas.
miércoles, 6 de mayo de 2015
La espera
Amanece un día fresco, y su nueva luz, va cayendo sobre los
últimos habitantes del pueblo, quienes, armados con palos, herramientas y
piedras, aguardan la inminente llegada de una hueste bárbara, enviada por el déspota
que los gobierna.
En absoluto silencio, sus ojos se van llenando de lágrimas de
despedida y desde una garganta, quebrada por la emoción, se lanza la última
arenga: –Hermanos, recordad que nosotros
elevamos sueños imposibles a la categoría de realizables, y que nuestro sacrificio
allanará el camino que deben recorrer nuestros descendientes. Resistid por
ellos–.
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