viernes, 30 de mayo de 2014

El extraño

Al fin me he dado cuenta de que las palabras que me lanzó aquel extraño que bajaba del tren eran ciertas. Me he dejado llevar por la vana esperanza de voltear mi destino sin ser consciente de lo patético que resultaba. Aquel lúgubre ser de cara oscura y voz tétrica, sólo dijo que me aguardaba, que tras mi deambular por una vida de vacío e infelicidad, antes o después lo buscaría. Y ya estoy aquí, en  la estación, esperándole.

jueves, 29 de mayo de 2014

Pena

Vuelvo a despertar oyendo la tos perruna de mi carcelero, pero no quiero abrir los ojos. Sé que el repugnante agujero donde he acabado no ha desaparecido. Si acaso, se habrá hecho más profundo, más insufrible, hundiéndome en las entrañas de la perversión y el desasosiego,un espacio donde, de una manera pornográfica, no ceso de soñar con el descanso final.

domingo, 25 de mayo de 2014

Confesión

Hoy, nuevamente, me enfrento al más cruel de mis confesores, al más amargo compañero de viaje de mi triste existencia. Como siempre me juzgará sin compasión, sin prestar atención a mis alegaciones. Sabrá burlarse de mis actos y condenará al olvido cualquiera de mis pensamientos. Sé que quizá debiera huir, pero siempre fue mi último aliado, mi último recurso, y por eso, ya estoy aquí.

jueves, 22 de mayo de 2014

Pensamiento

Acababa de emprender un camino que le llevaría hacia su final. Sabía que sus huellas serían borradas lentamente por ese viento cálido del sur y que sus lamentaciones apenas serían escuchadas por un eco lejano. Recordaba el  sonido de las hojas marchitas que caían hasta los charcos de sangre y vísceras, y a pesar de todo, sonrió.

martes, 6 de mayo de 2014

Destino

Es tarde para cambiar las cosas, buscábamos un horizonte que se alejaba sin motivo, que nos rehuía como si nosotros fuésemos los culpables de nuestro destino. Nos era imposible andar o correr y sólo podíamos arrastrar los pies sobre el fango de nuestra civilización. Ya no quedaba nada puro, todo había sido contaminado por la codicia y el egoísmo del ser humano. Nada se oía, solo respirábamos aquel aire putrefacto, corrompido en toda su esencia e imposible de limpiar. Ya no nos moveremos más. Nos detendremos a esperar lo que no llegará. No queremos sentir nada, ya estamos demasiado cansados...