martes, 2 de febrero de 2016

La letanía

Subir de nuevo a la habitación y recoger algunas cosas.

Guardar en la mochila aquel estuche nacarado, los trozos de cristal de un viejo retrato, el disco de canciones paganas que nos regaló el confesor, la llave oxidada de una hucha vacía y los lirios secos envueltos en el pañuelo lagrimado.

Volver a la habitación y perdonarte una vez más,

¿para qué?,

mejor te dejo mi corazón disecado y emprendo una nueva historia.