martes, 6 de mayo de 2014

Destino

Es tarde para cambiar las cosas, buscábamos un horizonte que se alejaba sin motivo, que nos rehuía como si nosotros fuésemos los culpables de nuestro destino. Nos era imposible andar o correr y sólo podíamos arrastrar los pies sobre el fango de nuestra civilización. Ya no quedaba nada puro, todo había sido contaminado por la codicia y el egoísmo del ser humano. Nada se oía, solo respirábamos aquel aire putrefacto, corrompido en toda su esencia e imposible de limpiar. Ya no nos moveremos más. Nos detendremos a esperar lo que no llegará. No queremos sentir nada, ya estamos demasiado cansados...


No hay comentarios:

Publicar un comentario