miércoles, 6 de mayo de 2015

La espera

Amanece un día fresco, y su nueva luz, va cayendo sobre los últimos habitantes del pueblo, quienes, armados con palos, herramientas y piedras, aguardan la inminente llegada de una hueste bárbara, enviada por el déspota que los gobierna.

En absoluto silencio, sus ojos se van llenando de lágrimas de despedida y desde una garganta, quebrada por la emoción, se lanza la última arenga: –Hermanos, recordad que nosotros elevamos sueños imposibles a la categoría de realizables, y que nuestro sacrificio allanará el camino que deben recorrer nuestros descendientes. Resistid por ellos–.

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