miércoles, 25 de junio de 2014

Mi sombra

Hace ya una década que mi sombra decidió abandonarme y emprender su propia vida, y hoy, al abrir la vetusta puerta y reencontrarme con ella, llena de luz y colores, frente a la inmensidad de plomizos grises que cubren mi cuerpo, sé que tomó la decisión correcta. Ella se cansó de acompasar su marcha a mi lento deambular, a mis continuos cambios de humor al ver como me adelantaba de manera sonriente y a la desidia que emanaba al luchar contra mi éxodo. Me ha lanzado una mirada compasiva, una lastimera negación ante la realidad de su augurio. Ante ese semblante sereno y estoico, he vuelto a cerrar la puerta, a dar marcha atrás y continuar vagando sin rumbo, en plena soledad y añorando su antigua compañía.

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