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martes, 10 de febrero de 2015

Incertidumbres

El camino que ahora tomo me llevará hasta un lugar totalmente desconocido para el ser humano.

Es un viaje sin retorno, pero que emprendo con la esperanza de encontrar mi elíseo particular, un lugar donde descansar al fin.

No existe ningún mapa ni escrito sobre su ubicación, y ni siquiera existe la certeza de que nadie lo haya encontrado jamás.

Mientras avanzo, oigo una dulce melodía, que me atrae de forma hipnótica, y al tiempo voy dejando atrás, a ambos lados de la senda, los restos de antiguos peregrinos que nunca llegaron a su destino.

Sus cuerpos, momificados, aún mantienen, en lo que queda de sus rostros, un rictus de felicidad y esperanza.

Observar todo esto no me desanima, en absoluto, me motiva aún más para alcanzar mi propósito, pues tengo el convencimiento de que los semejantes que me precedieron, fieles escoltas en mi éxodo, no se detuvieron nunca, ni se volvieron atrás, pues eran conscientes de que, mientras se encontraran cadáveres en la cuneta, siempre existiría alguien que habría llegado más lejos que ellos mismos.

Yo, lleno de incertidumbres, no sé si mi lugar de descanso final estará en algún recodo de este camino, o si finalmente alcanzaré a llegar hasta nuestro empíreo, pero si estoy convencido de que, repose donde repose, siempre formaré una pequeña parte  de este viaje colectivo hacia el edén.

miércoles, 25 de junio de 2014

Mi sombra

Hace ya una década que mi sombra decidió abandonarme y emprender su propia vida, y hoy, al abrir la vetusta puerta y reencontrarme con ella, llena de luz y colores, frente a la inmensidad de plomizos grises que cubren mi cuerpo, sé que tomó la decisión correcta. Ella se cansó de acompasar su marcha a mi lento deambular, a mis continuos cambios de humor al ver como me adelantaba de manera sonriente y a la desidia que emanaba al luchar contra mi éxodo. Me ha lanzado una mirada compasiva, una lastimera negación ante la realidad de su augurio. Ante ese semblante sereno y estoico, he vuelto a cerrar la puerta, a dar marcha atrás y continuar vagando sin rumbo, en plena soledad y añorando su antigua compañía.