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lunes, 23 de octubre de 2017

El balcón del mar

Vuelve a pedirme que le empuje, pero salgo corriendo antes de que termine de hablar. Me conozco demasiado bien el jueguecito de recuperar la mochila y quienes serán los que disfrutarán con él.

Tampoco me iré a casa para escuchar de nuevo que exagero, que son pequeñas bromas y que pronto acabará.


Esta vez no.


Hoy, llegaré hasta el balcón del mar, a escuchar las olas y respirar la sal, a beberme el viento y gritarle al sol.


Hoy, es el día en el que voy a aprender a volar, o al menos a descansar.

lunes, 23 de marzo de 2015

Último deseo

Oigo a mi lado que alguien me ofrece un último deseo.

No lo pediré, pues mi único anhelo sería volver a sentir el abrazo de tu piel madura y caer en el desafío que lanzan tus pechos al mecerse, sentir esa lucha que tus labios, impacientes, mantenían por devorar mi ser y llegar al instante en el que estallamos de placer, agotados.

Pero mi deseo es imposible, porque ayer te quitaron la vida.

lunes, 16 de marzo de 2015

La última esperanza

Abro los ojos y me veo, tumbado entre heces y sangre, sobre un suelo embarrado, y noto un intenso ardor en la espalda que me recuerda los latigazos recibidos.

Fui capaz de aguantar consciente hasta el instante en el que el tirano vertía la mezcla de sal y vinagre sobre mis heridas.

No puedo moverme, pero en la penumbra acierto a ver a mis compañeros de asonada, algunos encadenados a la pared, otros tumbados en el suelo con sus miembros fracturados y los más débiles, amontonados en un rincón a la espera de ser enterrados.

Y mientras me acerco a la oscuridad de un sueño definitivo, puedo oír una mezcla de quejidos, llantos y aullidos espeluznante, que acompaña un pensamiento final hacía nuestros seres queridos, para los que fuimos la última esperanza.

miércoles, 11 de marzo de 2015

Canción de la vida

Me ha tocado jugar a la vida con el traje del eterno perdedor.

Me han llamado del infierno para que me olvide de alguien a quien amé.

Me han arrastrado la cara por una sucia alfombra de clavos y espinas.

Me han enviado a mi casa cien libros escritos con sangre que derramé.

Me han encerrado en mis miedos para que nunca escapara de la soledad.

Y han dejado pasar los años sin que nada cambiara, me señalaron al nacer… y muero sin rencor.

viernes, 6 de marzo de 2015

El banco

Una noche más me encuentro sentado en el banco del parque donde nos conocimos y prometimos estar siempre juntos.

El mismo sitio desde el que observábamos bellos atardeceres que inundaban de sueños y esperanza nuestro futuro.

Con el frío de la noche, la gente va pasando a mi lado y me observa con piedad, pero yo los voy ignorando con el recuerdo cálido de tus besos.

Hace años que te marchaste lanzándome amargas palabras de despedida, pero a pesar del tiempo que pase, yo, seguiré aquí sentado, aguardando tu regreso.

martes, 10 de febrero de 2015

Incertidumbres

El camino que ahora tomo me llevará hasta un lugar totalmente desconocido para el ser humano.

Es un viaje sin retorno, pero que emprendo con la esperanza de encontrar mi elíseo particular, un lugar donde descansar al fin.

No existe ningún mapa ni escrito sobre su ubicación, y ni siquiera existe la certeza de que nadie lo haya encontrado jamás.

Mientras avanzo, oigo una dulce melodía, que me atrae de forma hipnótica, y al tiempo voy dejando atrás, a ambos lados de la senda, los restos de antiguos peregrinos que nunca llegaron a su destino.

Sus cuerpos, momificados, aún mantienen, en lo que queda de sus rostros, un rictus de felicidad y esperanza.

Observar todo esto no me desanima, en absoluto, me motiva aún más para alcanzar mi propósito, pues tengo el convencimiento de que los semejantes que me precedieron, fieles escoltas en mi éxodo, no se detuvieron nunca, ni se volvieron atrás, pues eran conscientes de que, mientras se encontraran cadáveres en la cuneta, siempre existiría alguien que habría llegado más lejos que ellos mismos.

Yo, lleno de incertidumbres, no sé si mi lugar de descanso final estará en algún recodo de este camino, o si finalmente alcanzaré a llegar hasta nuestro empíreo, pero si estoy convencido de que, repose donde repose, siempre formaré una pequeña parte  de este viaje colectivo hacia el edén.

martes, 3 de febrero de 2015

Negación

No quiero abrir los ojos,

...por temor a perder el sabor dulce de tu sexo.

No quiero despertar,

… a una realidad en la que te tienes que marchar.

No quiero olvidar,     

… el nombre que has inventado para mí.


No quiero vivir.

lunes, 19 de enero de 2015

La travesía de la nada

Lleva siglos caminando sin rumbo fijo, soportando sobre su espalda la culpa de todo aquello que nunca realizó.

Puede ver cómo se van apartando las fieras a su paso, el sabor agrio que adquiere el agua de los ríos que atraviesa y la mirada de desprecio de cualquier ser que comparta su estirpe.

No ha podido arrancarse la pesada cadena que primitivos dioses ciñeron a su cuello, ni borrar de su piel, las huellas de antiguas torturas.

Ha perdido toda esperanza de redimir su pasado, y las lágrimas de sangre que brotan de sus ojos, van yermando la tierra sobre la que caen.

En este tiempo ha aprendido, con total seguridad, que el suplicio interno por todo lo vivido jamás desparecerá, y que el único destino que alcanzará para descansar será el orco.

lunes, 12 de enero de 2015

Dos metros

Inmediatamente pedí que cerraran la tapa del ataúd, ya que no quería que nadie más pudiera ver que el cadáver se había movido. Mientras lo hacían, me puse a gritar de manera exagerada para sofocar cualquier ruido que pudiera surgir del interior y supliqué que me dejaran a solas para poder despedirme por última vez.

Ahora, con la mirada oculta tras unas enormes gafas negras, veo como el féretro recorre sus últimos dos metros hasta el fondo del hoyo, y siento, que tengo que hacer un gran esfuerzo para no gritar, de pura felicidad, que por fin soy libre para siempre.

sábado, 10 de enero de 2015

Mi infancia

Los recuerdos que tengo de mi infancia nunca han dejado de ser tenebrosos.

Sigue dentro de mí aquel rincón del patio del colegio desde el que, en absoluta soledad, veía jugar a mis compañeros, tanto, como aquella gélida y lóbrega habitación donde dormía.

Me acuerdo del oxidado juguete que había recogido de la basura y del pan duro que acompañaba la comida que nos iban regalando.

Sigo teniendo presente esos días de frío intenso, en los que las raídas mantas apenas cubrían el cuerpo de mis hermanos pequeños, y no añoro, para nada, aquellos períodos de canícula, en los que trabajaba, bajo un sol abrasador, las tierras de otros por unas lastimeras monedas–.

Al contarle todo esto al doctor, creo que le será más fácil comunicarme que, a partir de ahora y poco a poco, la enfermedad del olvido irá creciendo dentro de mí.

miércoles, 24 de diciembre de 2014

La navidad


Me nombraron custodio del dolor extremo y amante de la negra amargura, me cubrieron de ropajes oscuros  y me abrumaron con silentes palabras de humillación.

Me abandonaron en un campo de batalla repleto de cuerpos en descomposición y me obligaron a ponerme al frente de una hueste de tullidos y deformes, para que los guiara en sus ansias de venganza.

Ahora hemos llegado a nuestro destino y actuaremos como verdugos, sin piedad, para acabar con sus rijosas vidas y apoderarnos de todo lo que nos han exigido.


martes, 23 de diciembre de 2014

El bar

Este se va a enterar de lo que vale un peine” o algo parecido fue lo que iba farfullando el camarero, en un inglés americano, mientras salía de detrás de la barra y se dirigía a la puerta del bar.

Al momento, lo vi regresar, acompañado de dos adustos hombres que iban embutidos en ropajes de cuero.

Cuando llegaron a mi lado, sin decir nada, me levantaron de la silla, y me han traído en volandas al almacén.

Ahora me miran sonriendo, y yo no sé cómo decirles que quien le tocó el culo al camarero fue el chico de la mesa de al lado.


viernes, 12 de diciembre de 2014

La recompensa


Cuando era sólo un niño y me alejaron de mi hogar, me prometieron que si les obedecía y llegaba al final de mi travesía, allí encontraría la recompensa que cualquier persona anhelaba.

Después, sin más muestras de humanidad, me acompañaron al inicio de un sendero desgastado, donde me dieron un viejo mapa borrado y una brújula sin aguja, al tiempo que me llenaban los bolsillos de pesadas piedras que carecían de valor.

Al comenzar a caminar, me gritaron que el trayecto sería siempre llano y uniforme, pero pronto comprendí su falacia, pues desde el principio tuve que ir superando una pendiente continua, que me iba guiando a través de abruptos barrancos y de piedras afiladas.

Ya han pasado muchos años desde ese día, y yo he cumplido con mi deber, pero ellos, desde su lejana hipocresía, me abandonaron a mi suerte en este emplazamiento, y la única compensación que me ha hecho la vida, ha sido ver llegar la muerte, cansado y en plena soledad.

jueves, 4 de diciembre de 2014

Tres días

Es curioso como la profecía que pronunció el viejo de mirada agotada se había hecho realidad.

La lanzó en el instante en el que el soldado introducía un sucio puñal bajo sus costillas y con ello provocaba que la vida se le fuese escapando a través de un exiguo chorro de sangre.

Sus palabras estaban carentes de cualquier crítica o reproche, y sólo transmitían una resignación hacía la mansedumbre del ser humano.


Por eso hoy, cuando han pasado tres días y el calor del verano ha secado la tierra manchada de rojo, y al tiempo que nuestras encallecidas manos siguen cavando las fosas, volvemos a oír su voz anunciando, que con esa actitud pusilánime, los soldados volverían; y aquí están, divertidos, mientras apuntan sus armas a nuestras cabezas. 

lunes, 1 de diciembre de 2014

Caminando

He llegado más lejos de lo que quisieron dejarme, y aún mantengo la sonrisa triste del eterno perdedor.

Me he levantado deprisa de todos los golpes recibidos, pero aún no he superado el dolor profundo de alguna traición.

Y aunque he recibido algún abrazo en la distancia, todavía me sangran las heridas de batallas perdidas.

Pero a pesar todo esto, y de que mis lágrimas hayan regado la tierra por donde caminé, nada ni nadie podrá impedir que siga avanzando en busca de mi sueño.

miércoles, 19 de noviembre de 2014

Las estaciones

Han pasado ya más de tres años desde el día en el que decidió cerrar los ojos para siempre...

Lo hizo porque estaba hastiado de ver crecer espinos secos de las semillas que plantaba cada verano, cansado de observar la densa niebla que ocupaba el horizonte durante la primavera y aburrido de un otoño de colores saturados de hipocresía.

Tres largos años en los que nunca rompió su promesa, hasta esta mañana de invierno, en la que, tras escuchar esa voz infantil que cantaba, sencillamente, abrió los ojos.

lunes, 17 de noviembre de 2014

Día de trabajo

Empezó a pensar en un nuevo teorema, pero algo le impedía concentrarse.

Volvió a repasar sus notas y sin embargo no llegaba a entenderlas.

Quiso releer su teoría de la relatividad mas no le encontró ningún sentido.

Entonces sonrió y comprendió que, aunque sólo la había visto una vez, jamás podría sacarla de su mente.

miércoles, 12 de noviembre de 2014

Egoísmo

Esta noche ha salido de su garganta un grito desgarrador que anuncia una muerte deseada.

Lo he podido escuchar a través de los gruesos muros de este penal en donde nos encerraron para interrogarnos.

Han sido dos días terribles de torturas y amenazas bajo la promesa de que alguno de los dos pagaríamos por ese delito.

Hemos intentado aguantar todo lo humanamente posible, y casi hemos llegado a confesar, pero he aguantado por ahora y mi amigo desconocía la verdad, que yo era el responsable.

Por ello, mientras oigo como se acercan, he decidido que su óbito lo va a convertir en culpable.

lunes, 10 de noviembre de 2014

La llamada

Pero ya nada sería igual, lo supe desde el momento mismo en el que colgaba el teléfono, después de haber recibido una llamada en la que sólo dijeron que ya me tocaba a mí.

A la mañana siguiente, cuando saliera de casa para ir a trabajar no podría dejar de sobresaltarme ante cualquier ruido o movimiento que antes me pasaba desapercibido.

Desde que he oído ese mensaje, sólo me queda una cosa, esperar el sitio y la hora en que ocurrirá.

lunes, 3 de noviembre de 2014

Nuestro momento

El muñeco fue el primero en cerrar los ojos y sonreír, después le seguimos los demás.

Lo hicimos tras oír las palabras del maniquí que nos anunciaba que, por fin, había llegado el día en el que las palabras escritas a fuego en libros sagrados empezarían a hacerse realidad.

El cielo, anhelado por algunos, se tornará negro y el aire, que hasta hoy aspirábamos, se volverá denso y maloliente, irrespirable.

Jamás se volverá a beber agua limpia y habrá que conformarse con tragar los líquidos putrefactos que se vayan encontrando por el camino.

Quizás ahora, los humanos piensen que llegó el juicio final, pero lo que habrá llegado es el tiempo de los espantajos.