Mostrando entradas con la etiqueta melodía. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta melodía. Mostrar todas las entradas

domingo, 8 de mayo de 2016

Mompracem

Al conocernos me prometiste que viviríamos la gran historia de amor, que disfrutaríamos por siempre de la luna de miel en Mompracem.

Al estar juntos me jurabas que el mundo bailaría a nuestro compás, que tocaríamos eternamente la melodía dulce de la pasión.

En la mañana en que al acercarnos a la alameda, por fin me diste la mano, fui feliz, porque creía en todas tus promesas.

Y en ese paseo, mil veces soñado por mí, al rumor del arroyo frío, me diste aquel inolvidable beso de despedida.

miércoles, 17 de junio de 2015

La canción

Y al cerrar los ojos para dormir, vuelvo a recordar aquella dulce canción que hablaba de sueños corrompidos, amores desechados y lugares que destruir.

Aún dormido, puedo oír su pausada melodía, que acompaña las frases emitidas por amantes despechados, niños encabronados y artistas del dolor.

Y al despertar, me encuentro rodeado de un coro de miles de flores oxidadas, domadores de pulgas sin oficio y artesanos de espadas de papel; y todos ellos cantando a voz en grito la canción.

martes, 10 de febrero de 2015

Incertidumbres

El camino que ahora tomo me llevará hasta un lugar totalmente desconocido para el ser humano.

Es un viaje sin retorno, pero que emprendo con la esperanza de encontrar mi elíseo particular, un lugar donde descansar al fin.

No existe ningún mapa ni escrito sobre su ubicación, y ni siquiera existe la certeza de que nadie lo haya encontrado jamás.

Mientras avanzo, oigo una dulce melodía, que me atrae de forma hipnótica, y al tiempo voy dejando atrás, a ambos lados de la senda, los restos de antiguos peregrinos que nunca llegaron a su destino.

Sus cuerpos, momificados, aún mantienen, en lo que queda de sus rostros, un rictus de felicidad y esperanza.

Observar todo esto no me desanima, en absoluto, me motiva aún más para alcanzar mi propósito, pues tengo el convencimiento de que los semejantes que me precedieron, fieles escoltas en mi éxodo, no se detuvieron nunca, ni se volvieron atrás, pues eran conscientes de que, mientras se encontraran cadáveres en la cuneta, siempre existiría alguien que habría llegado más lejos que ellos mismos.

Yo, lleno de incertidumbres, no sé si mi lugar de descanso final estará en algún recodo de este camino, o si finalmente alcanzaré a llegar hasta nuestro empíreo, pero si estoy convencido de que, repose donde repose, siempre formaré una pequeña parte  de este viaje colectivo hacia el edén.