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viernes, 19 de agosto de 2016

Los cinco sentidos

Comenzó a despertarse y a sentir una la ligera modorra que le llamaba a acudir, subyugado, a los brazos del sueño.

Podía  sentir, lejanos, los recuerdos de la batalla, en la que se mezclaron gritos de vacuas proclamas que camuflaban el miedo y la cobardía; sonidos metálicos de armas enfrentadas; ráfagas sibilantes de balas atravesando carne humana y gritos desesperados de jóvenes bisoños que intentaban contener chorros de sangre sobre los que viajaban a su trance final.

Consciente de su nariz partida, comenzó a aspirar el acre olor de la muerte revuelto con el hediondo aroma a sangre y excrementos de los intestinos a medio descuajar.

Notaba, a su espalda, el braceo exhausto de compatriotas que, aplastados, luchaban por alcanzar una pizca de aíre para sus pulmones sentenciados.

En su boca, repleta de dientes partidos, pólvora quemada y blasfemias diversas, comenzaba a formarse el dulce sabor de la anhelada victoria.

Sus ojos, por fin abiertos, se fijaron en un sol que brillaba ajeno al absurdo deseo de una especie en inmolarse por cualquier dogma artificial, y al llegar la figura que tapó la vista, sólo sintió la nada. 

martes, 10 de febrero de 2015

Incertidumbres

El camino que ahora tomo me llevará hasta un lugar totalmente desconocido para el ser humano.

Es un viaje sin retorno, pero que emprendo con la esperanza de encontrar mi elíseo particular, un lugar donde descansar al fin.

No existe ningún mapa ni escrito sobre su ubicación, y ni siquiera existe la certeza de que nadie lo haya encontrado jamás.

Mientras avanzo, oigo una dulce melodía, que me atrae de forma hipnótica, y al tiempo voy dejando atrás, a ambos lados de la senda, los restos de antiguos peregrinos que nunca llegaron a su destino.

Sus cuerpos, momificados, aún mantienen, en lo que queda de sus rostros, un rictus de felicidad y esperanza.

Observar todo esto no me desanima, en absoluto, me motiva aún más para alcanzar mi propósito, pues tengo el convencimiento de que los semejantes que me precedieron, fieles escoltas en mi éxodo, no se detuvieron nunca, ni se volvieron atrás, pues eran conscientes de que, mientras se encontraran cadáveres en la cuneta, siempre existiría alguien que habría llegado más lejos que ellos mismos.

Yo, lleno de incertidumbres, no sé si mi lugar de descanso final estará en algún recodo de este camino, o si finalmente alcanzaré a llegar hasta nuestro empíreo, pero si estoy convencido de que, repose donde repose, siempre formaré una pequeña parte  de este viaje colectivo hacia el edén.

martes, 3 de febrero de 2015

Negación

No quiero abrir los ojos,

...por temor a perder el sabor dulce de tu sexo.

No quiero despertar,

… a una realidad en la que te tienes que marchar.

No quiero olvidar,     

… el nombre que has inventado para mí.


No quiero vivir.

lunes, 6 de octubre de 2014

Mi ilusión

-Hoy parece que ella tiene la voz todavía más dulce que ayer- pienso,  a pesar de que nunca he visto su rostro, pero imaginándomela con ángel, como a una persona bella y amable.

Sé que no debo hacerme ilusiones, que nunca contestará a ninguna de mis preguntas y que, probablemente, hable del mismo modo con otros hombres.

Pero todo eso me da igual, porque, al fin y al cabo, pensar en ella es lo único que alivia mi espera, en esta sucia mazmorra donde cumplo condena.