Mostrando entradas con la etiqueta cueva. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta cueva. Mostrar todas las entradas

viernes, 3 de octubre de 2014

La primera vez

Hoy he salido temprano al exterior cuando aún no había salido el sol, ya que los nervios que me sacudían por dentro me impedían seguir durmiendo.

Mientras iba amaneciendo, meditaba sobre los hechos pasados de mi vida y sobre todo aquello que quería vivir en un futuro.

Poco a poco han ido apareciendo mis compañeros, que me iban saludando con bromas más o menos acertadas.

Sé que para ellos este día será algo rutinario, pero para mí es un momento extraordinario, un día soñado que deseaba que llegara de manera inmediata.

Ahora, angustiado y sumido en un silencio reflexivo, pienso que, quizá, aún no estoy del todo preparado y que cualquier cosa puede salir mal.

Aun así, no diré nada, me marcharé con los demás, con inquietud, en este mi primer día de caza, ya que no me atrevo a contarle a nadie que tengo miedo ante el hecho de que a lo mejor no regreso jamás a la cueva.

domingo, 17 de agosto de 2014

Nuestro trabajo

La verdad y sinceridad de sus palabras me seguía atormentando sin descanso desde la noche anterior. Había sido el único líder y referente para nosotros, y su ausencia flotaba, pesada, sobre un grupo que empezaba a comprender que ninguno saldría con vida de aquel agujero.

Cuando decidimos acompañar a nuestro compañero dentro de esa cueva angosta, ninguno pensaba en lo que dejaba atrás, por la única y sencilla razón de que en nuestras vidas sólo existía aquello que eramos capaces de llevar en el petate que nos habían entregado en prisión. Pero ahora, sin nuestro referente, y desconociendo los motivos que le habían llevado a atravesar esa cordillera por su interior, cada uno de nosotros buscaba una excusa para justificar y comprender nuestra presencia allí. 

A pesar de todo, seguíamos sin encontrarla, y me miraban, inquisitivos, para que yo pudiera contarles algo de lo que me había dicho el líder durante sus estertores finales.

Además, las diversas batallas que habíamos tenido contra esos pálidos seres, moradores de lo más profundo de las montañas, sólo habían servido para diezmar a nuestro grupo y aumentar la desolación de nuestras almas, y a pesar de los trofeos conseguidos, todos sabíamos que tarde o temprano llegaría nuestro final.

Sin embargo, a pesar de la incertidumbre de nuestro futuro, sé que sus últimas palabras me reconfortaran hasta el final, y que cuando llegue el próximo descanso, se las gritaré a todos los que quedan a mi lado: "Camaradas, sólo tenemos que seguir haciendo nuestro trabajo, sólo tenemos que elegir entre morir o matar".


martes, 17 de junio de 2014

La cueva

Ha comenzado a llover sangre, pero la densa nube de contaminación sigue tan compacta como antes. La mujer de pelo bruno se ha marchado caminando hacia el interior de la cueva en busca de algún dios olvidado. Me ha mirado de reojo mientras iba despojándose de sus ropas y me ha lanzado una mueca lastimera antes de ponerse a reír a carcajadas . El sombrío perro que la acompañaba dejó de ladrar justo antes de saltar por el precipicio, y yo, que sigo arrastrando la enorme piedra tallada por las manos temblorosas de un viejo moribundo, al menos, he dejado de sentirme solo.