Mostrando entradas con la etiqueta sol. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta sol. Mostrar todas las entradas

lunes, 23 de octubre de 2017

El balcón del mar

Vuelve a pedirme que le empuje, pero salgo corriendo antes de que termine de hablar. Me conozco demasiado bien el jueguecito de recuperar la mochila y quienes serán los que disfrutarán con él.

Tampoco me iré a casa para escuchar de nuevo que exagero, que son pequeñas bromas y que pronto acabará.


Esta vez no.


Hoy, llegaré hasta el balcón del mar, a escuchar las olas y respirar la sal, a beberme el viento y gritarle al sol.


Hoy, es el día en el que voy a aprender a volar, o al menos a descansar.

martes, 18 de agosto de 2015

Indiferencia

Tan sólo soy una persona que anda tras una soledad fingida, alguien, que busca sentido a las experiencias de odio y desprecio que llevo en mi interior y de las que no me siento en absoluto culpable.

Tu indiferencia y los sonidos de aquel extraño ser al que atropellé, son la única compañía que necesito en el exterior.

Pero, ni el sol de la mañana ni el rumor lejano de un mar embravecido, me animan a escapar de una prisión que he creado para mí.

Y mientras, dejo pasar el tiempo, y murmuro aquel viejo poema que decía:

                           (…)
                        He buscado…
en las palabras de los sabios,
en las grietas de aquel árbol 
y en la sonrisa de un adiós.

                        He hablado…
de la distancia de un abrazo,
del rencor de cien miradas
y del ocaso de una amor.

                           (…)

jueves, 14 de mayo de 2015

Noche en vela

...en tu ausencia he vuelto a encontrar la luz del sol, y en tu rencor, la libertad a la que un día renuncié.

...en la larga espera pude rellenar de palabras aquellos vacíos que me traía la soledad, y he podido escuchar el leve arrullo de la brisa fresca del mar.

Y, por fin, en el dolor de las noches en vela he saboreado el amargo producto de la traición.

sábado, 24 de enero de 2015

Mi próximo paso

Hoy ha salido el sol, por fin, tras varios años de cielos oscuros y opaca niebla.

He podido ver la cara de los seres que conviven conmigo en este pueblo desahuciado.

Es gente  de semblante abúlico que va deambulando por sus calles con paso errático, personas con la que nunca he cruzado una palabra y de las que desconozco la crónica de su vida.

A pesar de ello, las desprecio profundamente, con toda la soberbia que desprende un espíritu sanguinario y vengativo que pronto actuará.

sábado, 10 de enero de 2015

Mi infancia

Los recuerdos que tengo de mi infancia nunca han dejado de ser tenebrosos.

Sigue dentro de mí aquel rincón del patio del colegio desde el que, en absoluta soledad, veía jugar a mis compañeros, tanto, como aquella gélida y lóbrega habitación donde dormía.

Me acuerdo del oxidado juguete que había recogido de la basura y del pan duro que acompañaba la comida que nos iban regalando.

Sigo teniendo presente esos días de frío intenso, en los que las raídas mantas apenas cubrían el cuerpo de mis hermanos pequeños, y no añoro, para nada, aquellos períodos de canícula, en los que trabajaba, bajo un sol abrasador, las tierras de otros por unas lastimeras monedas–.

Al contarle todo esto al doctor, creo que le será más fácil comunicarme que, a partir de ahora y poco a poco, la enfermedad del olvido irá creciendo dentro de mí.

viernes, 3 de octubre de 2014

La primera vez

Hoy he salido temprano al exterior cuando aún no había salido el sol, ya que los nervios que me sacudían por dentro me impedían seguir durmiendo.

Mientras iba amaneciendo, meditaba sobre los hechos pasados de mi vida y sobre todo aquello que quería vivir en un futuro.

Poco a poco han ido apareciendo mis compañeros, que me iban saludando con bromas más o menos acertadas.

Sé que para ellos este día será algo rutinario, pero para mí es un momento extraordinario, un día soñado que deseaba que llegara de manera inmediata.

Ahora, angustiado y sumido en un silencio reflexivo, pienso que, quizá, aún no estoy del todo preparado y que cualquier cosa puede salir mal.

Aun así, no diré nada, me marcharé con los demás, con inquietud, en este mi primer día de caza, ya que no me atrevo a contarle a nadie que tengo miedo ante el hecho de que a lo mejor no regreso jamás a la cueva.