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miércoles, 15 de junio de 2016

El tiempo

Aquel día de verano de 1945 no soplaba la más mínima brisa y el sol quemaba los viejos tablones de la estación.

Los gatos escondían sus escuálidos cuerpos entre chatarra y basura escapando de un calor abrasador, y las chicharras, acompasaban sus cantos al ritmo del “chuf, chuf” de la locomotora.

La gente, sudorosa, se despedía con rapidez, y yo, entre lágrimas, grité “te quiero” cuando arrancó el tren.

Hoy, en este día de otoño de 1995, con temporal de viento y lluvia, regreso a la estación, y entre acero, vidrio y hormigón, en soledad, aguardo tu llegada para disfrutar de ti, por segunda vez. 

jueves, 10 de septiembre de 2015

Dios

………Aún no había llegado el verano y la esperanza de un tiempo nuevo se acabó en el instante mismo en el que miles de seres invertebrados cayeron del cielo………
………Las voces de la gente del pueblo se mezclaban con el ruido sordo de las olas golpeando el acantilado.………
………El suelo temblaba violentamente mientras bestias avernas iban por las calles devorando a cualquier persona o animal que encontraban a su paso.………
………La estéril y desesperada huida hacia los pocos barcos que aún quedaban a flote, mostraba imágenes de pánico e incomprensión……….
………Los individuos que aún se mantenían con vida, me lanzaban súplicas y rezos para que hiciera algo que acabara con aquel infierno.………
………Pero nada me importaba demasiado, pues desde hacía siglos había decidido adentrarme en mi refugio y aguardar, tranquilo, la llegada del futuro que diseñé, un futuro sólo para mi.………

miércoles, 19 de noviembre de 2014

Las estaciones

Han pasado ya más de tres años desde el día en el que decidió cerrar los ojos para siempre...

Lo hizo porque estaba hastiado de ver crecer espinos secos de las semillas que plantaba cada verano, cansado de observar la densa niebla que ocupaba el horizonte durante la primavera y aburrido de un otoño de colores saturados de hipocresía.

Tres largos años en los que nunca rompió su promesa, hasta esta mañana de invierno, en la que, tras escuchar esa voz infantil que cantaba, sencillamente, abrió los ojos.