He llegado a alcanzar la longevidad necesaria para tener un exiguo porvenir, y por fin puedo detenerme a observar la senda de una existencia malgastada en la búsqueda sin resultado de lo que un día escribieron para mí. Pasé largos años de inmundicia acompañando a exóticos desconocidos que obedecían los dictados enigmáticos de seres espectrales a los que nunca conocimos. Sólo pude disfrutar de algún momento de placidez en los pequeños instantes en los que hurgaba entre toneladas de desperdicios y chatarra buscando algo de la zorrería humana arrojada por una sociedad decrépita y en permanente podredumbre. Sé que aún podría vivir miles de años más, pero ya estoy atiborrado de inmoralidad y depravación, así que he decidido atravesar el páramo frío y desamparado, y aguardar a que todo en mi interior se apague.
sábado, 21 de junio de 2014
jueves, 19 de junio de 2014
Liberación
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martes, 17 de junio de 2014
La cueva
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lunes, 16 de junio de 2014
El albergue
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viernes, 13 de junio de 2014
El apeadero
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jueves, 12 de junio de 2014
La cacería
Después de una calma interminable, por fin, ha comenzado la cacería. Miles de seres humanos corriendo por extensas selvas de polvo y asfalto queriendo evadir una muerte segura que les acecha. No podrá quedar nadie con un hálito de vida. Siempre ha sido una cuestión de vencedores y vencidos, de vanas esperanzas de vidas soñadas y de la realidad infame sobre sueños no vividos. Quizás alguien anhela un pronto desenlace sobre la melodía de nuestros propios estertores, pero yo sólo alcanzo a soñar una certeza, saber si soy el cazador o la presa.
martes, 10 de junio de 2014
El camino
Todo el grupo va deambulando por este paisaje estepario, sabiendo que vamos dejando atrás los despojos de una nación podrida que se ha ido desintegrando sobre sus propias heces. Sólo quedamos la escoria sobreviviente de una batalla inmunda, de una decadencia programada por nuestros propios demonios, conscientes de una próxima expiración. Nadie habla, solo se van oyendo los sollozos lastimeros de los subyugados, las quejas silenciosas de los indolentes y los pasos arrastrados sobre la tierra yerma. No sabemos cuál es nuestro destino ni el rumbo que debemos tomar. Ni siquiera sabemos si acaso alguien llegará.
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