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viernes, 8 de mayo de 2015

La siringa


Desde que era niño he vivido luchando contra las imposiciones del cruel destino, buscando un lugar donde curar las heridas sangrantes del alma en el que poder llorar en silencio por los recuerdos olvidados.

He intentado construir espejos de piedra que reflejaran falsas imágenes del paso del tiempo, pero sólo he podido llenar la habitación de miles de relojes de arena.

He vagado por cientos de ciudades abandonadas en países sin nombre, repletas de sociables fieras e infames humanos, pero sólo he conseguido desgastar las suelas de mis viejos zapatos.

 Y ahora, en la decrepitud de una vida malgastada, acobardado por los espectros del pasado y oyendo la triste melodía de una siringa, aguardo el momento del último hálito, con la fiel compañía de una adusta familia de ratas.

jueves, 12 de junio de 2014

La cacería

Después de una calma interminable, por fin, ha comenzado la cacería. Miles de seres humanos corriendo por extensas selvas de polvo y asfalto queriendo evadir una muerte segura que les acecha. No podrá quedar nadie con un hálito de vida. Siempre ha sido una cuestión de vencedores y vencidos, de vanas esperanzas de vidas soñadas y de la realidad infame sobre sueños no vividos. Quizás alguien anhela un pronto desenlace sobre la melodía de nuestros propios estertores, pero yo sólo alcanzo a soñar una certeza, saber si soy el cazador o la presa.