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lunes, 19 de enero de 2015

La travesía de la nada

Lleva siglos caminando sin rumbo fijo, soportando sobre su espalda la culpa de todo aquello que nunca realizó.

Puede ver cómo se van apartando las fieras a su paso, el sabor agrio que adquiere el agua de los ríos que atraviesa y la mirada de desprecio de cualquier ser que comparta su estirpe.

No ha podido arrancarse la pesada cadena que primitivos dioses ciñeron a su cuello, ni borrar de su piel, las huellas de antiguas torturas.

Ha perdido toda esperanza de redimir su pasado, y las lágrimas de sangre que brotan de sus ojos, van yermando la tierra sobre la que caen.

En este tiempo ha aprendido, con total seguridad, que el suplicio interno por todo lo vivido jamás desparecerá, y que el único destino que alcanzará para descansar será el orco.

martes, 12 de agosto de 2014

Hogar

Llevamos navegando apenas una horas y, aunque parezca extraño, ya siento que todos mis compañeros de travesía se van a convertir en la familia que siempre he anhelado.

Cuando nos llamaron para que acudiéramos al puerto, ninguno preguntó el motivo, sólo nos bastaba saber que esa iba a ser la única posibilidad que tendríamos de escapar de un mundo al que no pertenecíamos.

Todos hemos dejado atrás miles de historias de abuso y subyugación, de espacios huecos que se llenaron de aquello que no deseábamos pero que nos impusieron y de seres para los que sólo fuimos meros espectadores en sus vidas.

Ahora, mientras el salitre que transporta la brisa del océano va posándose en nuestra piel, y el sol que se atisba entre los nubarrones va calentando nuestros rostros felices, sólo nos queda esperar, relajados, la llegada a nuestro destino, a ese islote donde por fin podremos ser nosotros mismos y sentirnos verdaderamente en casa.