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martes, 18 de agosto de 2015

Indiferencia

Tan sólo soy una persona que anda tras una soledad fingida, alguien, que busca sentido a las experiencias de odio y desprecio que llevo en mi interior y de las que no me siento en absoluto culpable.

Tu indiferencia y los sonidos de aquel extraño ser al que atropellé, son la única compañía que necesito en el exterior.

Pero, ni el sol de la mañana ni el rumor lejano de un mar embravecido, me animan a escapar de una prisión que he creado para mí.

Y mientras, dejo pasar el tiempo, y murmuro aquel viejo poema que decía:

                           (…)
                        He buscado…
en las palabras de los sabios,
en las grietas de aquel árbol 
y en la sonrisa de un adiós.

                        He hablado…
de la distancia de un abrazo,
del rencor de cien miradas
y del ocaso de una amor.

                           (…)

sábado, 24 de enero de 2015

Mi próximo paso

Hoy ha salido el sol, por fin, tras varios años de cielos oscuros y opaca niebla.

He podido ver la cara de los seres que conviven conmigo en este pueblo desahuciado.

Es gente  de semblante abúlico que va deambulando por sus calles con paso errático, personas con la que nunca he cruzado una palabra y de las que desconozco la crónica de su vida.

A pesar de ello, las desprecio profundamente, con toda la soberbia que desprende un espíritu sanguinario y vengativo que pronto actuará.

lunes, 19 de enero de 2015

La travesía de la nada

Lleva siglos caminando sin rumbo fijo, soportando sobre su espalda la culpa de todo aquello que nunca realizó.

Puede ver cómo se van apartando las fieras a su paso, el sabor agrio que adquiere el agua de los ríos que atraviesa y la mirada de desprecio de cualquier ser que comparta su estirpe.

No ha podido arrancarse la pesada cadena que primitivos dioses ciñeron a su cuello, ni borrar de su piel, las huellas de antiguas torturas.

Ha perdido toda esperanza de redimir su pasado, y las lágrimas de sangre que brotan de sus ojos, van yermando la tierra sobre la que caen.

En este tiempo ha aprendido, con total seguridad, que el suplicio interno por todo lo vivido jamás desparecerá, y que el único destino que alcanzará para descansar será el orco.

lunes, 30 de junio de 2014

La enfermedad

La enfermedad se ha extendido por todo mi cuerpo sin posibilidad alguna de detenerla. Mi lucha contra su ansia devoradora ha quedado reducida a una espera de lo inevitable. 
Sé que el final que me aguarda es todo aquello que desprecio desde mi puericia, que me convertiré en un apestado entre mis congéneres. Ellos no saben nada, desconocen mi afección, pero ya empiezan a mirarme de reojo, de una manera inquisitiva, preguntándose sobre qué será lo que está transformando mi ser. 
No dejaré que descubran la verdad, y por eso, al alborear, cuando despierten, me habré marchado de nuestro hogar sin despedirme y sin ningún deseo de volver. Buscaré aquel refugio, lóbrego y tenebroso, donde pude pasar los exiguos instantes de satisfacción de mi existencia, para aguardar la venida del desenlace de esta plaga atroz. 
Ya no puedo hacer nada más, por desgracia me convertiré en un ser humano.