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martes, 19 de enero de 2016

La mochila

Después de tantos abriles desechados y apogeo del dolor, detengo por fin, un largo deambular por tierras desoladas, paisajes abrasados y horizontes en decadencia.

En este breve descanso, me atrevo a otear el contenido de la pesada mochila que cargo desde mi infancia y en ella encuentro el eco vacío de palabras y susurros desfallecidos, un viejo mapa de la isla de Lilliput, miles de voces lanzadas en plena oscuridad, coronas de espinas y tronos de sal.

También voy sacando espadas melladas, camiones sin ruedas, peces de oro y una muñeca medio quemada.

Aparece después un libro de salmos con cromos pegados sobre la cara del rey, decenas de cartas de amor sin abrir y un corazón disecado.

Y en el fondo encuentro espacios invertidos con ruido del mar, una llave oxidada, cristales de arcilla y mi gran tesoro: la pastilla de cianuro que me regalaste.

Al reemprender la marcha, la media sonrisa que dibuja mi cara me hace comprender que la mochila está aún a medio llenar.

jueves, 7 de enero de 2016

El adicto

Hoy, mis venas quemadas me han llevado a un oscuro despertar, y con el eco sordo de tu adiós

te aviso…

si quieres borrar mi camino o si vas a olvidar mi dolor,

si quieres creer al testigo o vas a matar al amor,

si olvidas a que huele la guerra y vas a ocultarte del sol,

si cambias la noche más negra y dejas apagado el motor,

si quieres vivir de las sobras o vas a escupir el licor.

te prometo...

que aunque devores mi savia, jamás te abandonaré.

viernes, 13 de noviembre de 2015

La hora señalada

El reloj marca, por fin, la hora de los mortecinos.

Mis pies, ajados, se han detenido incapaces de dar un paso más en la marcha forzada hacia la exterminación.

Mis ojos, implorantes, se cierran cansados de percibir señales de dolor y angustia que emanan de seres mediocres.

Mis oídos, sangrantes, estallan con la melodía producida por las cadenas que cuelgan de estrellas fracasadas.

Mi garganta, áfona, emite los últimos acordes de la primera lengua que supimos articular.

Y mi alma, exhausta, sólo quiere desaparecer.

viernes, 24 de julio de 2015

Ginebra seca

Hoy, al mirar mi reflejo en el sucio espejo de enfrente, he recordado a aquel hombre de profundas arrugas y semblante hastiado, que, apoyado en el rincón más oscuro del bar, apuraba un tiempo prestado, en largos tragos de la ginebra más seca.

Al mirarlo, podías ver en sus ojos, sanguinolentos, un dolor de admitida culpabilidad que nunca le abandonaría.

En su voz, quebrada por el humo del eterno cigarrillo que sostenían sus temblorosos dedos, escondía certezas de una vida cruel y cientos de consignas  sensatas que ninguna persona seguiría jamás.

Nadie hablaba con él, pero todos callábamos ante cualquiera de sus escasas intervenciones o en el momento en el que, tras dejar un billete arrugado y ajustarse el sombrero, se marchaba en un respetuoso silencio.

miércoles, 17 de junio de 2015

La canción

Y al cerrar los ojos para dormir, vuelvo a recordar aquella dulce canción que hablaba de sueños corrompidos, amores desechados y lugares que destruir.

Aún dormido, puedo oír su pausada melodía, que acompaña las frases emitidas por amantes despechados, niños encabronados y artistas del dolor.

Y al despertar, me encuentro rodeado de un coro de miles de flores oxidadas, domadores de pulgas sin oficio y artesanos de espadas de papel; y todos ellos cantando a voz en grito la canción.

lunes, 19 de enero de 2015

La travesía de la nada

Lleva siglos caminando sin rumbo fijo, soportando sobre su espalda la culpa de todo aquello que nunca realizó.

Puede ver cómo se van apartando las fieras a su paso, el sabor agrio que adquiere el agua de los ríos que atraviesa y la mirada de desprecio de cualquier ser que comparta su estirpe.

No ha podido arrancarse la pesada cadena que primitivos dioses ciñeron a su cuello, ni borrar de su piel, las huellas de antiguas torturas.

Ha perdido toda esperanza de redimir su pasado, y las lágrimas de sangre que brotan de sus ojos, van yermando la tierra sobre la que caen.

En este tiempo ha aprendido, con total seguridad, que el suplicio interno por todo lo vivido jamás desparecerá, y que el único destino que alcanzará para descansar será el orco.

lunes, 1 de diciembre de 2014

Caminando

He llegado más lejos de lo que quisieron dejarme, y aún mantengo la sonrisa triste del eterno perdedor.

Me he levantado deprisa de todos los golpes recibidos, pero aún no he superado el dolor profundo de alguna traición.

Y aunque he recibido algún abrazo en la distancia, todavía me sangran las heridas de batallas perdidas.

Pero a pesar todo esto, y de que mis lágrimas hayan regado la tierra por donde caminé, nada ni nadie podrá impedir que siga avanzando en busca de mi sueño.

lunes, 22 de septiembre de 2014

Recorrido vital


Me he despertado hoy con la necesidad de hacer balance de un recorrido vital que llega a su fin, de reflexionar sobre lo que he llegado a representar en mi mundo cercano.

Así, mi condición de bastardo no ha sido de gran ayuda para progresar desde el estercolero donde me arrojaron al nacer en esta sociedad decrépita.  La fealdad de mi rostro hizo que caminar por las calles se convirtiera en un constante desfile de rostros vueltos y de muecas de desagrado.  El estupor y las mofas ante mis actos que mostraban mis congéneres, me hacían reacio a participar en las actividades y encuentros que se produjeran en mi colectividad.  Los continuos improperios que recibían mis oídos ulcerosos me alejaban de todo sonido proveniente de todo ser humano.  Las persistentes palizas recibidas por mi desnutrido cuerpo, hacía que intentar dar cualquier paso se convirtiera en una incesante explosión de dolor y sufrimiento.

Pero también es cierto que el exilio vital al que me he visto forzado, me ha llevado a disfrutar de estas tierras pantanosas e insalubres, rodeado de fieras extrañas y reptiles hambrientos, que me valoran y a los que intereso a pesar de mi forma de ser, porque sé que cuando me acechan, me desean, y que no descansarán hasta que me consigan apresar.