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miércoles, 15 de julio de 2015

Mi viejo amigo

Al cruzar la puerta situada al final del pasillo me he encontrado con mi viejo amigo mirándome de forma extraña.

Sus ojos habían desaparecido y en su lugar brillaban dos clavos oxidados que lo mantenían colgado a la pared.

A sus pies, entre excrementos y vísceras caídos de su rajado abdomen, puedo ver las escasas pertenencias con las que llegó a este lugar: un libro medio quemado, dos monedas de cristal, algunos dientes de diferentes tamaños y una foto antigua de la mujer que amaba.

He recogido la foto, y al guardarla en el bolsillo de mi chaqueta, he sonreído al recordar lo fácil que me ha resultado hacerlo.

lunes, 16 de marzo de 2015

La última esperanza

Abro los ojos y me veo, tumbado entre heces y sangre, sobre un suelo embarrado, y noto un intenso ardor en la espalda que me recuerda los latigazos recibidos.

Fui capaz de aguantar consciente hasta el instante en el que el tirano vertía la mezcla de sal y vinagre sobre mis heridas.

No puedo moverme, pero en la penumbra acierto a ver a mis compañeros de asonada, algunos encadenados a la pared, otros tumbados en el suelo con sus miembros fracturados y los más débiles, amontonados en un rincón a la espera de ser enterrados.

Y mientras me acerco a la oscuridad de un sueño definitivo, puedo oír una mezcla de quejidos, llantos y aullidos espeluznante, que acompaña un pensamiento final hacía nuestros seres queridos, para los que fuimos la última esperanza.

lunes, 8 de diciembre de 2014

La cita

Había escrito cien veces: te quiero.
Había utilizado treinta idiomas distintos.
Había pegado veinte fotografías en la pared.
Había colocado diez ramos de flores sobre la cama.
Había preparado cinco canciones lentas para bailar juntos.
Había organizado una velada mágica que jamás podría olvidar.

 Estaba orgullosa de su trabajo, y sólo deseaba que él, al verlo todo, también se emocionara, pero antes tenía que despertarlo de los efectos del cloroformo.