miércoles, 17 de junio de 2015

La canción

Y al cerrar los ojos para dormir, vuelvo a recordar aquella dulce canción que hablaba de sueños corrompidos, amores desechados y lugares que destruir.

Aún dormido, puedo oír su pausada melodía, que acompaña las frases emitidas por amantes despechados, niños encabronados y artistas del dolor.

Y al despertar, me encuentro rodeado de un coro de miles de flores oxidadas, domadores de pulgas sin oficio y artesanos de espadas de papel; y todos ellos cantando a voz en grito la canción.

miércoles, 3 de junio de 2015

Mi lugar

Me han buscado…
...en las palabras de los sabios, en las hojas de los árboles y en la sonrisa de un adiós.

Me han hablado…
...de la distancia de un abrazo, del rencor de tu mirada y de la muerte de una flor.

Me han llamado…
...con palabras extinguidas, con insultos camuflados y el apagado eco de tu voz.

Pero yo…
...sólo vivo abandonado,
en los brazos soñolientos,
de una dulce agonía,
que recorre mis venas,

...con la promesa de algún dios.

jueves, 14 de mayo de 2015

Noche en vela

...en tu ausencia he vuelto a encontrar la luz del sol, y en tu rencor, la libertad a la que un día renuncié.

...en la larga espera pude rellenar de palabras aquellos vacíos que me traía la soledad, y he podido escuchar el leve arrullo de la brisa fresca del mar.

Y, por fin, en el dolor de las noches en vela he saboreado el amargo producto de la traición.

viernes, 8 de mayo de 2015

La siringa


Desde que era niño he vivido luchando contra las imposiciones del cruel destino, buscando un lugar donde curar las heridas sangrantes del alma en el que poder llorar en silencio por los recuerdos olvidados.

He intentado construir espejos de piedra que reflejaran falsas imágenes del paso del tiempo, pero sólo he podido llenar la habitación de miles de relojes de arena.

He vagado por cientos de ciudades abandonadas en países sin nombre, repletas de sociables fieras e infames humanos, pero sólo he conseguido desgastar las suelas de mis viejos zapatos.

 Y ahora, en la decrepitud de una vida malgastada, acobardado por los espectros del pasado y oyendo la triste melodía de una siringa, aguardo el momento del último hálito, con la fiel compañía de una adusta familia de ratas.

miércoles, 6 de mayo de 2015

La espera

Amanece un día fresco, y su nueva luz, va cayendo sobre los últimos habitantes del pueblo, quienes, armados con palos, herramientas y piedras, aguardan la inminente llegada de una hueste bárbara, enviada por el déspota que los gobierna.

En absoluto silencio, sus ojos se van llenando de lágrimas de despedida y desde una garganta, quebrada por la emoción, se lanza la última arenga: –Hermanos, recordad que nosotros elevamos sueños imposibles a la categoría de realizables, y que nuestro sacrificio allanará el camino que deben recorrer nuestros descendientes. Resistid por ellos–.

jueves, 30 de abril de 2015

Los perros

Nos han abandonado en este desierto de asfalto y mugre para apartar de sus vidas a cualquier ser que les pueda recordar su origen humano.

Somos centenares de personas de distinta edad que a partir de ahora caminaran en busca de refugio y comida con la incertidumbre de si lo encontraremos y la certeza de que no será suficiente para todos.

Se puede ver ya a pequeños grupos que se han unido y que empiezan a calcular quienes serán los primeros prescindibles y de qué manera se repartirán sus escasas pertenencias.

No es algo que a mí me preocupe demasiado, pues no he traído más que unos viejos harapos que medio cubren mi desnudez.


Además, soy consciente de que mi final llegará esta noche, cuando me vaya quedando atrás, sin fuerzas para seguir arrastrando las piernas que me destrozaron, y sea devorado por los hambrientos perros que nos acompañan.

miércoles, 29 de abril de 2015

Tu compañía

Siempre he sido esclavo de mis impulsos y un siervo de todos mis temores.

A tu lado creí encontrar la fuerza necesaria para creer algo en mi persona.

Tú me prometiste alcanzar juntos un espacio único y mágico para nosotros.

Acabé dependiendo de tus caprichos y viviendo sólo para poder tenerte.

Y los únicos regalos que me has dado: un conjunto de venas quemadas y el deseo de morir para poder abandonarte.