lunes, 21 de septiembre de 2015

La mina

Sin saber el porqué, he vuelto a bajar a la vieja mina donde quemé mi juventud.

He recorrido galerías medio derruidas y túneles sin explorar, y no he encontrado ningún atisbo de nostalgia ni lastima por una vida que desperdicié.

En mi peregrinar, me he encontrado con un bello gato de ojos cerrados que no muestra extrañeza ante mi presencia.

A su lado, puedo observar como el lento discurrir del agua filtrada ha ido creando vías de escape hacia el interior de la montaña, y que estas se convierten en el rumbo que debo seguir.

Mientras camino, oigo el sonido silbante del viento que recorre las cavidades y como se va mezclando con antiguas reverberaciones de gritos y golpes humanos en una lucha desigual por arrancar de las profundidades algún sucio metal.

Después de horas descendiendo, he llegado hasta una pequeña oquedad en la que una inmensa roca me impide continuar y donde decido descansar.

Entonces pienso que hace tiempo que dejé de prestar atención al camino que he seguido hasta llegar a este lugar, y que ya me sería imposible regresar al exterior.

Pero no estoy preocupado, porque  aquí sentado, mientras acaricio el suave pelo de mi compañero, tengo la certeza de que entré en la mina para no salir nunca más, para quedarme por toda la eternidad.

jueves, 17 de septiembre de 2015

El descanso

Las campanas tañen por tercera vez desde que nos retiramos a nuestras celdas, y el temblor que se apodera de mi cuerpo me recuerda que pronto oiré el ruido de sus pasos arrastrados acercándose.

Volverá a susurrar mi nombre cuando haya cerrado la puerta y, en la oscuridad, sentiré como cae su ropa antes de tenderse a mi lado.

Después, querrá musitar en mi oído algunas palabras para convencerme de la generosidad y ternura de sus actos…

Pero no lo podrá hacer, no lo dejaré, porque, en ese instante, introduciré en su garganta la vieja navaja de mi padre, para luego cortar su arrugado miembro, y al fin, con el suave ritmo del gorgoteo de su sangre, dormir tranquilo.

jueves, 10 de septiembre de 2015

Dios

………Aún no había llegado el verano y la esperanza de un tiempo nuevo se acabó en el instante mismo en el que miles de seres invertebrados cayeron del cielo………
………Las voces de la gente del pueblo se mezclaban con el ruido sordo de las olas golpeando el acantilado.………
………El suelo temblaba violentamente mientras bestias avernas iban por las calles devorando a cualquier persona o animal que encontraban a su paso.………
………La estéril y desesperada huida hacia los pocos barcos que aún quedaban a flote, mostraba imágenes de pánico e incomprensión……….
………Los individuos que aún se mantenían con vida, me lanzaban súplicas y rezos para que hiciera algo que acabara con aquel infierno.………
………Pero nada me importaba demasiado, pues desde hacía siglos había decidido adentrarme en mi refugio y aguardar, tranquilo, la llegada del futuro que diseñé, un futuro sólo para mi.………

martes, 18 de agosto de 2015

Indiferencia

Tan sólo soy una persona que anda tras una soledad fingida, alguien, que busca sentido a las experiencias de odio y desprecio que llevo en mi interior y de las que no me siento en absoluto culpable.

Tu indiferencia y los sonidos de aquel extraño ser al que atropellé, son la única compañía que necesito en el exterior.

Pero, ni el sol de la mañana ni el rumor lejano de un mar embravecido, me animan a escapar de una prisión que he creado para mí.

Y mientras, dejo pasar el tiempo, y murmuro aquel viejo poema que decía:

                           (…)
                        He buscado…
en las palabras de los sabios,
en las grietas de aquel árbol 
y en la sonrisa de un adiós.

                        He hablado…
de la distancia de un abrazo,
del rencor de cien miradas
y del ocaso de una amor.

                           (…)

miércoles, 12 de agosto de 2015

En La Mancha

La densa niebla que se había formado en el valle se ha ido disipando a medida que nos acercábamos a los terrenos del Cortijo Molinero.

A pesar de nuestros esfuerzos en avanzar rápido, sólo hemos podido encontrar los restos humeantes de la vivienda y los cuerpos sin vida de la mujer y las hijas de Sebastián.

Sus gritos, desgarrados, nos rompen el alma a todo el grupo.

A mi lado, oigo al comandante recordar aquellas palabras del Quijote que nos repetían una y otra vez en la escuela, –Cada cual, Sancho, es hijo de sus obras–, y con el eco de esas palabras, se aleja, en silencio, para ocultar sus lágrimas.

viernes, 24 de julio de 2015

Ginebra seca

Hoy, al mirar mi reflejo en el sucio espejo de enfrente, he recordado a aquel hombre de profundas arrugas y semblante hastiado, que, apoyado en el rincón más oscuro del bar, apuraba un tiempo prestado, en largos tragos de la ginebra más seca.

Al mirarlo, podías ver en sus ojos, sanguinolentos, un dolor de admitida culpabilidad que nunca le abandonaría.

En su voz, quebrada por el humo del eterno cigarrillo que sostenían sus temblorosos dedos, escondía certezas de una vida cruel y cientos de consignas  sensatas que ninguna persona seguiría jamás.

Nadie hablaba con él, pero todos callábamos ante cualquiera de sus escasas intervenciones o en el momento en el que, tras dejar un billete arrugado y ajustarse el sombrero, se marchaba en un respetuoso silencio.

miércoles, 15 de julio de 2015

Mi viejo amigo

Al cruzar la puerta situada al final del pasillo me he encontrado con mi viejo amigo mirándome de forma extraña.

Sus ojos habían desaparecido y en su lugar brillaban dos clavos oxidados que lo mantenían colgado a la pared.

A sus pies, entre excrementos y vísceras caídos de su rajado abdomen, puedo ver las escasas pertenencias con las que llegó a este lugar: un libro medio quemado, dos monedas de cristal, algunos dientes de diferentes tamaños y una foto antigua de la mujer que amaba.

He recogido la foto, y al guardarla en el bolsillo de mi chaqueta, he sonreído al recordar lo fácil que me ha resultado hacerlo.